El café de especialidad es mucho más que una simple taza de café: es una experiencia sensorial que resalta la calidad, el origen y el proceso detrás de cada grano. Se trata de cafés cultivados en condiciones óptimas, con un cuidadoso proceso de selección, recolección y tostado, asegurando que cada taza exprese lo mejor de su terroir.

Diferencias con el café tradicional

1. Calidad del grano
   El café de especialidad proviene de granos de variedades seleccionadas, cultivados en altitudes específicas y cosechados a mano en su punto óptimo de maduración. En cambio, el café tradicional suele mezclar granos de diferentes calidades, sin un control estricto de su origen.
2. Proceso de tueste
   Mientras que el café convencional se tuesta en grandes volúmenes y muchas veces en exceso para ocultar defectos, o añadiéndoles azúcar o melaza, el café de especialidad tiene un tueste más preciso y artesanal, resaltando los sabores naturales de cada origen.
3. Trazabilidad y origen
   Cada café de especialidad tiene una historia: se conoce su finca, altitud, variedad y proceso de beneficio. El café comercial, en cambio, suele ser una mezcla de orígenes sin información detallada sobre su procedencia.
4. Sabor y perfil sensorial
   El café tradicional tiende a ser amargo y plano, ya que los granos pueden contener defectos o estar sobre-tostados. En cambio, el café de especialidad ofrece una gama de sabores que pueden ir desde notas frutales y florales hasta matices de chocolate o caramelo, dependiendo de su origen.
5. Métodos de preparación
   El café de especialidad se disfruta mejor con métodos de extracción que resaltan sus características únicas, como V60, Chemex o espresso artesanal. El café comercial, en cambio, suele prepararse en cafeteras de filtro eléctricas o espresso automáticas sin mucho control sobre la extracción.

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El café no es solo café. Existen diferentes variedades que influyen en su sabor, aroma y calidad. Entre ellas, las más conocidas son Arábica y Robusta, aunque dentro de cada una hay múltiples subvariedades:

Café Arábica (Coffea arabica)

El Arábica representa aproximadamente el 60-70% de la producción mundial y es considerado el mejor en términos de calidad. Se cultiva en altitudes elevadas, entre 800 y 2,200 metros sobre el nivel del mar, en climas frescos y con suelos ricos en nutrientes.

• Sabor: Más dulce y complejo, con notas frutales, florales y achocolatadas.
• Acidez: Alta y vibrante, aportando frescura a la taza.
• Cafeína: Menos cafeína que el Robusta, lo que lo hace más suave y menos amargo.

Café Robusta (Coffea canephora)

El Robusta es una variedad más resistente a enfermedades y plagas, por lo que se cultiva en altitudes más bajas y con menos cuidados. Se usa en cafés comerciales y solubles por su alto rendimiento y bajo costo.

• Sabor: Más fuerte y amargo, con notas terrosas y a madera.
• Acidez: Baja, lo que lo hace más plano en sabor.
• Cafeína: Contiene el doble de cafeína que el Arábica, aportando un sabor más intenso.

¿Por qué el Arábica es el mejor?

1. Perfil de sabor superior: Su complejidad de notas hace que cada taza sea una experiencia única.
2. Menos amargor: Su menor contenido de cafeína reduce la sensación áspera en boca.
3. Aromas más intensos: Su acidez natural resalta aromas florales y frutales.
4. Cultivo especializado: Requiere mayor cuidado y condiciones específicas, lo que garantiza una calidad excepcional.

Filantrópico selecciona sólo el mejor café arábica procedente de productores sostenibles.