El precio del café no nos quita el sueño

El que no se dedique profesionalmente al café es probable que no sepa que el precio de referencia del café verde (el que compramos los tostadores) lo marca la bolsa de Nueva York en el mercado de futuros.

El que no se dedique profesionalmente al café tal vez no sepa que el precio de referencia del café arábiga ha pasado en cuestión de unos meses de 170 $ la libra a los 440 $ la libra que tocó el pasado lunes (1 libra = 453 gramos).

Es decir, el precio del café en verde se ha duplicado en poco tiempo y va camino de triplicarse. Sí, x2 y veremos si x3.

Esto, en principio, es bueno para los caficultores si todas las demás condiciones se mantienen constantes, es decir, si producen la misma cantidad de kilos. Por cada kilo percibirán mucho más que el año pasado y se aseguran de no vender por debajo de costes, algo que aunque nos llame la atención ocurre en no pocas ocasiones.

¿Y cómo afecta esto a los tostadores? Pues a los tostadores, especialmente a los pequeños, esta situación de mercado les afecta muy negativamente poniéndoles en muchos apuros. El problema no es que suba el coste de la materia prima, sino que la subida haya sido repentina y que el precio no se estabilice. Eso genera muchos problemas: por un lado dificulta mucho el cierre de las compras ya que nadie quiere vender ahora lo que cree que en unos días puede pagarse un 15 % más caro; por otro, genera problemas de caja, porque como los contratos con clientes se cierran generalmente por anualidades, las subidas repentinas no se pueden trasladar de forma inmediata y se puede entrar en el terreno del margen negativo, es decir, perder dinero por cada taza vendida; y, por último, genera desequilibrios en la competencia ya que los grandes grupos, con grandes inventarios o con mucho músculo financiero, pueden aprovechar la situación para ganar o mantener cuota manteniendo los precios que todos los demás se ven obligados a subir.

Veremos qué nos deparan las próximas semanas. Lo ideal sería que los precios se estabilizaran en el entorno de los 300 $/libra lo que les permitiría a los caficultores recibir ingresos razonables por su trabajo, dedicación e inversión. Y siendo precios estables los tostadores no tendrían los problemas que genera la volatilidad del mercado.

¿Y el consumidor final? Pues el consumidor final tendrá que acostumbrarse a pagar algo más por cada taza de café, nada del otro mundo: unos céntimos más. Quizá sea el momento de poner en valor este producto tan maravilloso. El momento de que tengamos en cuenta a todos aquellos que con sus manos hacen posible que cada mañana, que cada sobremesa, podamos disfrutar de una gran taza de café.

 

Javier Sanz Martín, Co-Fundador de Filantrópico